lunes, 28 de marzo de 2016

Pishá


- ¡Pishá... Pishá...! Sí, me acuerdo... era un tipo alto, flaco, narigón... Era muy creyente... muy supersticioso..., dice Tulio.
- ¿Recordás cómo se llamaba...?
- No... ¡era Pishá...!
Como muchos de aquellos hombres que habían perdido por goleada la razón o el motivo de sus vidas, Pishá no tenía más amigos que las gaviotas y los pájaros, pero a diferencia de muchos triunfadores, no tenía enemigos.
Por las tardes, cuando las gaviotas iban en busca de su refugio nocturno para el descanso de su picoteo diario alrededor de los buques anclados en la ría, Pishá las llamaba con esa voz cascada de su incurable disfonía: Giovanna... vienni... ¡vienni Giovanna...!
Si alguna gaviota revoloteaba, por simple capricho irracional, Pishá decía, con la más absoluta y sincera convicción: ¡Viste... viste... me conoce...!
El "Giovanna, vieni..."estaría denunciando su raíz itálica o algún amor perdido.


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; pp. 26 y 27.

No hay comentarios:

Publicar un comentario